Facundo Pérez & Team
Praia da Rocha – Dona Ana…
A mí parecer el estado y el condicionamiento físico son objetivos importantes que muchas personas quieren alcanzar, pero hay algo aún más importante para lograr grandes resultados: el desarrollo de la energía en conjunto con la mente. Por eso hoy vengo a revivir esta experiencia.
El sol brillaba sobre la costa algarvia, mientras yo, con mis pies en la arena, me veía contemplando el mar. De repente, una idea intrépida me invadió: recordé todas mis aventuras anteriores y dije para mí mismo “Tengo que nadar desde acá hasta Dona Ana – ¡tiene que ser un reto enorme!”
Vi que había 17 km desde Praia da Rocha en Portimao hasta Dona Ana en Lagos. Sabía que era un viaje arriesgado, pero estaba decidido a hacerlo.
El mar siempre ha sido mi lugar favorito para relajarme y recargar energía con cada molécula de agua que toca mi cuerpo, así que me lancé el desafío de nadar 17 km a través de él. ¿Cuánto nadaste ?¿Cómo entrenaste para hacer 17 km? ¿Entrenaste fondo?, esas fueron algunas de las preguntas que me hicieron después de hacer la travesía, pero para ser honesto les digo que entrene unos 3 días, un fondo de 2 km , otros 3,1 km de fondo y eso fue todo(me preparé físicamente durante semanas para lograrlo).
Inspiración Oceánica
Algunos dirán “no entrenaste nada”, o “faltó natación”, jajá puede ser; pero yo sabía que mi cuerpo estaba preparado a nivel físico para tolerar ese agotamiento que lleva nadar 17 km.
Había un factor aún más importante al que me di cuenta que debía entrenar para lograr aquella travesía: MI MENTE; lo que vino a continuación fue genial. Comencé con yoga por las mañanas, seguido de una meditación y un entrenamiento que resultó clave para mí: el control de la respiración y la exposición al frío. El libro “Ice Men” llegó a mis manos en ese momento y encontré en él algunas claves para desarrollar mayor energía y bienestar físico y mental.
Metodo Wim Hof
El método Wim Hof, es una práctica asombrosa que combina la respiración y la exposición al frío. Al unir estos entrenamientos y hacerlos hábitos en mi vida cotidiana, los resultados eran evidentes a las semanas: me sentía con más energía, mayor concentración y estaba listo para afrontar el desafío. El 1 de octubre de 2021, a las 8 am, un mar increíble y planchado me esperaba en Praia da Rocha; el kayak debía estar listo como lo habíamos pactado, pero en ese momento no estaba…
El desafío había llegado, era el día…
El 1 de octubre de 2021, a las 8 am, un mar increíble y planchado me esperaba en Praia da Rocha; el kayak debía estar listo como lo habíamos pactado, pero en ese momento no estaba…
No podía esperar más; medité durante 10 minutos, pedí por mi seguridad y le pedí permiso al mar para entrar, y allá fui. La fluidez y soltura que tenía brazada tras brazada era increíble: me abría paso entre las rocas y el mar con una tranquilidad que me sorprendía. Pasaron 3 km y nada de mi compañero ni del kayak; pero eso no fue motivo para sacarme de foco: mi respiración era tranquila al igual que mi ritmo; la combinación entre las falesias y el mar era fantástica, y el paisaje que mis ojos apreciaban, sin dudas, era motivación para mí: solo agradecía por esta gran experiencia que estaba viviendo. Por el kilómetro 7 entré en una especie de transe junto con el océano: era como estar dormido y nadar al mismo tiempo; mente en blanco y sentía cómo mi mano atravesaba el agua, como haciéndole caricias; yo era el mar, y el era yo. Esta conexión duró unos 20 minutos, y luego un movimiento de algún animal marino en el fondo me desconectó.
Ya había nadado 9 km solo, sin seguridad en alto mar a un kilómetro de la costa, cuando de repente tuve un golpe de consciencia: ¿Qué locura estaba haciendo? Los peligros del mar estaban ahí: Un calambre, fatiga, miedo, o algún animal marino. Y fue entonces cuando me di cuenta de que mi mente estaba en paz, nada de eso era lo que pensaba, solo disfrutaba cada segundo. Momentos después sentí gran alivio al ver de lejos aparecer el kayak al mando de Iván (mi amigo argentino al que siempre estaré agradecido), esto me dio mucha tranquilidad.
Algunas cosas pasaban por mi mente
Meia Praia en Lagos, una playa abierta de 7 km, fue sin dudas la parte más difícil: una corriente me mantuvo en el mismo lugar durante 30 minutos; nadaba y nada… en el mismo lugar. “La puta madre”, solo pensaba en que me faltaban unos 2 km para el final, pero ya el agotamiento era evidente; mis brazadas ya no eran tan efectivas y estaba sintiendo como mi cuerpo perdía temperatura a cada minuto: la corriente me seguía dejando en el mismo lugar. “¿Qué mierda hago acá?”, “¿Por qué estoy haciendo esta locura?”, “Ya está, hasta acá llegué”.
Tranquilidad y paz dentro del caos
Pensé en todo lo que había hecho y en las semanas de entrenamiento; me concentré en mi respiración, tal y como lo hacía en las mañanas; me transporté a mi yo interior y, pareció que pasaron largos minutos, pero fue cuestión de segundos; la claridad vino a mí; decidí no abandonar ni a palos, mi voluntad era mayor que cualquier agotamiento físico; corté la corriente en diagonal para poder salir de ella con brazadas y patadas intensas y lo más técnico posible; en 25 minutos estaba fuera de esa corriente y me quedaba sólo 1 kilómetro para el final. No les puedo explicar lo que fue llegar a la playa de Doña Ana y sentir la arena; fue una sensación increíble después de 5 horas y 30 minutos de natación; esa arena fue mi mejor recompensa.
Facundo Pérez
Una travesía que nunca fue registrada en la región, pude unir dos ciudades muy conocidas en Algarve (Portugal); pero lo que me lleve fue la increíble capacidad de la mente humana, cuando ya no podemos más físicamente, buscamos claridad en la mente, respiramos… ella lo controla todo, ella tiene el dominio.
Después de esta travesía súper que podía lograr mucho más y que mi mente y cuerpo podían llegar a donde yo quisiera; No hay límite.
“Los límites son mentales”